La primera vez que escuché la grabación de la conversación que sostuvo el rector de la UIS con el presunto paramilitar “Félix” -en el año 2007- pensé que era un montaje orquestado por interesados en torpedear la elección del nuevo rector. Sin embargo, el mismo doctor Jaime Camacho Pico confirmó que la conversación ocurrió y que fue grabada por la rectoría.
La grabación publicada demora siete minutos, de un total de 17. La diferencia corresponde a problemas con la grabadora. En la conversación, “Félix” le solicita al rector un listado de estudiantes y profesores “de izquierda” con el propósito de adelantar “un plan pistola”. Lo anterior en un contexto de graves amenazas contra estudiantes y profesores de la UIS, a las que me he referido en columnas anteriores.
En su respuesta a “Félix”, el Rector –sin dar nombres- hace alusión a los estudiantes que en ese momento participaban en las mesas de negociación. Sus identidades eran conocidas por la comunidad universitaria. Según comunicado del Rector: “Se trataba… de acopiar información para que las autoridades adelantaran las investigaciones respectivas”. Al parecer, el Rector participó u organizó una celada orientada a identificar o capturar a “Félix”.
Hay que preguntarse ¿corresponde a las funciones del Rector participar en este tipo de actividades, que finalmente le han representado un enorme desgaste a la universidad? En la asamblea de profesores, el doctor Camacho reconoció que pecó de ingenuo y varios profesores han calificado su comportamiento de irresponsable.
El Rector también afirma: “La grabación fue puesta en conocimiento de las autoridades”. Sin embargo, el gobernador Horacio Serpa manifestó que el rector “No dijo la verdad. Cometió un error cuando no denunció que un criminal le estaba pidiendo nombres de estudiantes y profesores para hacerlos víctimas de una operación pistola”. “Ello le hizo perder credibilidad y confianza”. Grave la cosa.
Siento un profundo respeto por el doctor Camacho y espero que este incidente sea aclarado. Pero, como advirtió el exrector Álvaro Beltrán, el momento exige preocuparse -primero que todo- por “los altos intereses institucionales”. ¿Es lo más conveniente para la UIS el persistir en una reelección cuestionada nada menos que por el Presidente del Consejo Superior? Una reelección que produjo otro cierre de la Universidad y que no ha despejado -sino enturbiado- el clima de incertidumbre y desconfianza que ya planeaba sobre la UIS.
Columnista Jairo Puente Brugés
Fuente :
Vanguardia Liberal
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